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Matías Candeira: Exploradores

Written By robi on Friday, 22 February 2013 | 10:06





Naturalmente, esta clase de cosas ocurren de noche, cuando gimotea el fonógrafo y las bombillas pintadas proyectan demenciales sombras.

Truman Capote


Ha delirado y ha gritado su nombre a la oscuridad del sótano y ahora, por fin, lo sé. Le he esposado una mano al saliente de la bañera. Al mirarle fijamente intento que me parezca un ani­mal, moribundo, lo intento con todas mis fuerzas, una criatu­ra sin posibilidades ante lo que vamos a hacerle. Por eso trato de visualizar alguna otra imagen para no sentir tristeza. Que él es, si me esfuerzo, el cráneo blanco y limpio de un caimán o una cría que morirá sumergida en una ciénaga o puede (tengo que conseguirlo) que un oso atravesado por la herida de un cazador, desangrándose en mitad del hielo. Vuelvo a contem­plar su cuerpo (un bulto, es un bulto) y él delira, susurra su nombre una vez más, Langdoc, creo que es Langdoc, y yo ima­gino y deseo que llegue el momento en que mi propio nom­bre se desvela, ese segundo furtivo en que me siento, quizás,

más cerca de mi padre y sus ojos como alas de insecto, en lar­gas noches cuidando juntos el árbol. El visitante susurra su nombre, Lang..., ojos cerrados, agonía, un hilo de sangre oscura empapándole los párpados, pero los nombres no se pueden decir a la ligera. Necesito acercarme y limpiarle la cara. Eso hago, le reclino la cabeza hacia atrás para que respire mejor, y creo que ya me siento más tranquilo. No mucho, si soy sincero.
Según mi padre, no se puede venir sin invitación a nuestra casa. No se puede pisar la hierba seca ni subir al árbol de las manzanas a robarnos uno de nuestros tesoros. En la parte tra­sera, hace sólo unas horas, susurró: «Hay alguien en el árbol de las manzanas». La noche llegaba hasta la casa y sus muros derruidos. Me fijé en que lo decía así, con ansia, levemente su labio se abrió en la penumbra y empezaron a aflorar con pere­za, islas, esos dientes enormes. Mi padre saca los dientes y entonces uno sabe que tiene un hambre espantosa.

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